lunes, 16 de mayo de 2011

FORTALEZA DE SAN FERNANDO (OMOA)

FORTALEZA DE SAN FERNANDO (OMOA)


 



La Fortaleza de San Fernando se ubica en Omoa (Honduras). Omoa fue un pueblo de indios en 1536, repartido por Pedro de Alvarado a Luis del Puerto, pero a finales del siglo XVI se despobló por completo. En 1752, fue refundado bajo el nombre de Omoa, con la idea de constuir una fortaleza y establecer un puerto libre del peligro de corsarios en la costa norte de Honduras. La Fortaleza de San Fernando de Omoa es, quizá, el lugar histórico más conocido de Omoa, y posiblemente, la estructura de defensa colonial más importante en toda Centroamérica .
En 1759 el rey Fernando VI de España autorizó la construcción del fuerte, la cual se terminó en 1775. Fue construido por los indígenas y algunos de los esclavos africanos, con el propósito de defenderse de los piratas.
Es el fuerte más grande de toda Centroamérica y es el segundo mayor en toda América. Su área es de 4.400 metros cuadrados. En la entrada se encuentra un gran escudo. En él se ubican 31 bóvedas, de las cuales una era la capilla. En las otras bóvedas estaban las cocinas, las oficinas administrativas, donde se encontraba el polvorín y el armero. En la parte de arriba estaban los cañones. Las paredes del fuerte tienen una forma de un semicírculo, o bien, de un arco y su flecha. Las paredes tienen formas redondeadas para cubrir el impacto de las olas del mar. Las casa de guardia, ubicadas en la parte de arriba, tienen un diseño barroco. Al lado de la fortaleza se encuentra un área que en su día albergó viviendas, pero que tuvieron ser demolidas por necesidades de material de construcción, y finalmente fue usada como cementerio.

Reseña histórica

En aquel tiempo fue tierra arenosa porque la tierra retenía demasiada agua cuando llovía, y humedecía las paredes, desgastándolas y haciéndolas menos resistentes. Las paredes eran hechas mayoritariamente por piedras y coral, para que fuesen bastante resistentes. Algunas de las bóvedas tenían barrotes muy gruesos, porque un tiempo fue usado como prisión.
Durante la colonia fue el puerto más importante en la costa atlántica de Centroamérica, ya que protegía del peligro al botín de plata y los pueblos de la costa, motivo por el cual fue atacada muchas de veces por los piratas y corsarios que buscaban adueñarse de las riquezas que desde las colonias se enviaba a España. Los caballos y caballeros subían a la parte de arriba, ya fuese para entregar cargamentos, para mirar o para pelear.
Cuando fue construido, éste quedaba a unos pocos metros de distancia del mar, razón por la cual fue atacado 3 veces por piratas. La primera vez fue por los ingleses, que la tomaron, fue la primera y última vez que extranjeros tomaron posesión del fuerte. Después, fue peleado y vuelto a recuperar por los españoles. La segunda vez, fue atacado por el pirata Luís, que era de origen francés. A pesar de que no causó tanto daño, sí robo varias cosas de valor. La tercera vez fue atacado por piratas, también, y esta vez, fue la de menos impacto.
Pero, aún cuando la amenaza de piratería había cesado. Y nuevamente, después de haber servido este propósito como oficina central de gobierno local, el fuerte fue utilizado como una prisión por las autoridades, y eventualmente fue abandonado por un buen tiempo.
Se dice que a algunos prisioneros se les condenaba a estar bajo una llave que tiraba una gota de agua helada a la vez, y así, al prisionero condenado se le iba enfriando poco a poco el cerebro hasta que éste quedaba congelado y moría. Se dice también que les decían que el que lograra quedar vivo después de todo esto, se le era perdonado y dejado libre. Uno de los muchachos fue condenado a esta tortura y logró salvarse, poniéndose una moneda en el lugar en el que caía la gota, y así logro salvarse de este castigo y que lo perdonaran[cita requerida].
Sin embargo, cuando le preguntaron a una señora que había vivido en el tiempo en el que este castigo era dado, si ella había oído hablar de esta tortura, respondió que nunca había oído hablar de tal cosa. Por lo que se dice, que posiblemente sólo es una leyenda o que lo decían a los prisioneros para darles miedo.
Hoy el fuerte de San Fernando de Omoa es un monumento nacional abierto al público de lunes a viernes de 8 de la mañana a 4 de la tarde, y sábados y domingos de 9 de la mañana a 5 de la tarde. Al lado de éste, se encuentra un museo que cuenta con material acerca de la fortaleza, una maqueta, armadura que usaban, etc.

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